jueves, 3 de marzo de 2016

Limites a los 2 años:

Buenas tardes-noches ya.... comenzamos el mes de Marzo con un pequeño artículo, sobre como poner límites a los niños, desde los 2 años, cuestión muy difícil de llevar a cabo y que a veces nos deja la impresión de que las "cosas" no las estamos haciendo bien. ((( nadie dijo que esto fuera fácil,  verdad¿?¿ ))) 

Espero que os sea de utilidad. 


Un saludo. 

Limites a los 2 años: 

Imaginad esta situación con la que muchos padres nos podemos sentir identificados. Ricardo, de dos años y medio, siempre se muestra caprichoso y, cada día que pasa, es más difícil tratar con él.

No obedece, siempre quiere hacer lo que él quiere y, si se le contraria, empieza a gritar y a llorar hasta que se le contenta. Incluso la hora de la comida es crítica con él porque sólo quiere comer aquello que le gusta: macarrones con tomate y ¡nada de ofrecerle otra cosa! Los padres se preguntan hasta qué punto tienen que seguir dándole la razón y, sobre todo, cómo encauzar esta situación.
Se lo hemos preguntado a los expertos y esto es lo que nos han contestado. Los niños deben ser guiados de forma necesaria y con afectuosa decisión, sobre todo, a partir de los dos años, cuando empiezan a mostrarse caprichosos y se pone de manifiesto el primer sano, pero, sin lugar a dudas fastidioso, intento de afirmar su propia voluntad y autonomía. En este momento, se necesita una buena dosis de paciencia, sentido común, sensibilidad y mucha atención, porque se debe encontrar el punto justo de equilibrio entre dos necesidades que tienen una importancia idéntica: ponerle ciertos límites razonables y, al mismo tiempo, no someterle hasta el punto de inducirle a que renuncie a la afirmación de sí mismo.
Por lo tanto, los “no” deben ser pocos pero justos y los padres deben mostrarse inamovibles en su opinión sólo cuando el caso lo requiere: por ejemplo, cuando se trata de irse a dormir, de ponerse los zapatos o de mantenerse lejos de un peligro. En circunstancias de este tipo,mostrarse seguros de lo que se quiere conseguir es la mejor estrategia frente al niño caprichoso. Si el pequeño sigue rebelándose, por ejemplo, se le tiene que decir: “Entiendo que en este momento no te apetezca hacerlo, pero se tiene que hacer…”.
En relación a la comida, los padres pueden mostrarse más conciliadores, porque forzar a un niño a comer siempre es contraproducente. En general, los caprichos no deben reprimirse con actitudes agresivas, que dan el peor de los ejemplos, sino utilizando un tono y una actitud conciliadora. También está prohibida cualquier forma de burla: el niño siempre debe ser respetado, si lo que de verdad se quiere es que aprenda a respetar las reglas y a las personas, en primer lugar, a sus padres

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