Hay
algunas cosas, como educar a los hijos, que son especialmente difíciles y
desagradecidas a la hora de obtener resultados. ¿Cuántas veces has tenido que
pedir, rogar e incluso gritar a tu hijo: "no te metas eso en la
boca", "deja de pegarte con tu hermano" o "no saltes del
sofá a la silla"? Afortunadamente, hay formas efectivas de comunicarte con
tu pequeño de manera en la que te asegures de que él te escuchará y cooperará a
la primera.
Sé claro
Por
supuesto que quieres explicar a tu hijo los porqués de todo en esta vida, pero
quizás cuando estáis a punto de salir para ir a la escuela no es el mejor
momento. Así que ahorra los discursos elaborados para cuando tu
pequeño necesite de un apoyo más profundo. Cuando necesites
obtener una respuesta rápida, sé claro y específico, sugiere Richard Bromfield,
Ph.D., psicólogo en Harvard Medical School y autor de How to
Unspoil Your Child Fast. Los niños necesitan información concreta así que,
en lugar de decir “prepárate para ir a la escuela”, da instrucciones directas:
“Es hora de que te pongas el abrigo y la mochila”.
Conviértelo en un desafío
Como
a los niños les encantan los pasatiempos, convertir el buen comportamiento en
un juego es una forma muy inteligente de obtener su complicidad. ¿Tienes un
hijo que da problemas cada vez que tiene que ponerse las zapatillas? Prueba a
decirle: “Te apuesto que no eres capaz de ponerte tus deportivas en 45
segundos”. ¿Tu hijo nunca quiere cepillarse los dientes? Dile: “Me
pregunto quien puede limpiarse los dientes por más tiempo, tú o yo”.
Conecta con tu hijo y personaliza el mensaje
Hay
dificultades de ser mamá, como educar a un niño de 2 años, que parecen imposibles. A veces parece que tu
pequeño no quisiera “comprar” lo que le “vendes”, cuando lo que realmente está
sucediendo es que no puede procesar bien lo que dices. “Los niños no son
buenos a la hora de hacer más de una cosa a la vez”, explica Jim
Taylor, Ph.D., y autor de Positive Pushing: How to Raise a Successful
and Happy Child. Es prácticamente imposible para tu pequeño asegurarse que
su trenecito de juguete no se descarrile al mismo tiempo que te escucha y se preocupa
por comprenderte. En lugar de esperar una atención completa, prueba a decirle
que deje de jugar por unos minutos para que podáis hablar. Entonces, explícale
lo que sucede mirándolo a los ojos, utilizando su nombre y preguntándole si te
ha entendido cuando termines.
La
mejor manera de acabar con un comportamiento no deseado es sustituirlo por una
alternativa o el “contrario positivo” de ese mal gesto, dice Alan E. Kazdin,
Ph.D., profesor de psicología y pediatría de Yale University, y director
del Yale Parenting Center. En lugar de centrarte en lo que no quieres que tu hijo
haga (“odio cuando es un respondón”) dale importancia a lo que si te gustaría
que hiciese (“cuando llega el momento de limpiar, me gustaría que
sencillamente lo hicieras”).
Una
forma segura de que tu hijo opte por portarse bien son las alabanzas. Cuando
actúe adecuadamente, expresa tu sincera emoción (“¡wow!”). Después, hazle
saber porqué estás tan contenta (“estabas enfadado, pero decidiste decirlo
en lugar de ponerte a pegar”). Finalmente, añade algún gesto físico, como un
abrazo o high five. “Cada vez que refuerzas un éxito parcial, te
acercas un poco más al objetivo final”, dice Dr. Kazdin.
Corta el drama
Los
hijos tienen mucha más resistencia que tú y pueden
discutirte, montarte un berrinche y oponerse tanto tiempo como les dejes
(¿a alguna le suenan las batallas campales para conseguir que se vayan a la
cama?). “Cada vez que participas de este intercambio de discusiones, le das la
oportunidad de volverse más fuerte y mejor en ello”, dice Dr. Bromfield. En
lugar de dar repetidos avisos y recordatorios, dale uno (“te quedan 10
minutos para jugar, es hora de dormir”) e ignora cualquier enfado después
de ello. Si todo lo demás falla, utiliza el clásico “porque lo digo yo”. De
esta manera también aprenderá a respetar a los demás y a que las cosas siempre
salen bien: lo importante, a la larga, es educar en valores.
Explica las dinámicas de causa-efecto
Cuando
tu pequeño se niega a ponerse un sombrero o a abrigarse y luego se queja de que
hace frío, simplemente cuéntale cómo las prendas de ropa que no quiso ponerse
le habrían ayudado. La próxima vez que no quiera ponerse una chaqueta o gorro,
recuérdale lo que pasó la última vez.
Ofrece alternativas
A
los niños les reconforta sentirse en control. Así que, en lugar de preguntarle
si puede recoger los juguetes, donde realmente solo hay una posible respuesta,
proponle diferentes opciones incluso si no hay una diferencia monumental entre
ellas. Dile, por ejemplo, “por favor recoge esos dos juguetes o aquella caja
cerca de la cama”. De esta manera evitas recibir un “no” directo.
Cambia las formas
“Cuando
tu hijo escucha las palabras ‘no’ o ‘para’, estás desencadenando una respuesta
casi pavloniana que consiste en que el pequeño dejará de prestarte atención”,
dice Jane Nelsen, Ed.D., autor de una colección de libros sobre disciplina
positiva. En lugar de decirle “no tires de la cola del perrito”, dile: “trata
al perro con cariño”.
¿Quieres
que tu hijo te preste atención? Susurra. Nada genera mayor interés que un
secreto.