Muchos niños pueden confundir e invertir algunas letras por su semejanza. Algunos ejemplos de estas confusiones son con las letras “d” y “b”, o “p” y “q” o incluso “m” y “w”: parecen iguales, pero tienen forma y sonido completamente diferentes. Es un problema común que se produce en las primeras etapas de la escritura, hasta los siete años, aproximadamente. Por este motivo, no tiene por qué estar relacionado directamente con la dislexia o dificultades con el procesamiento visual.
Hay distintas maneras para ayudar a los alumnos a superar esta dificultad. No son soluciones rápidas, porque requieren tiempo y dedicación, pero con la repetición continuada se puede corregir este error. Al final, la experiencia les demuestra que el desliz al escribir la letra modifica el significado y corrigen la situación. Pero deben darse cuenta y para ello existen diferentes ejercicios a lo largo del proceso de aprendizaje. En este sentido, es importante que la solución se trabaje lo antes posible para evitar que el problema se consolide.
La primera propuesta de ejercicios es que el alumno escriba los pares de letras correctamente (en particular “b”, “d”, “p” y “q”) y centrarse en una en concreto e ir practicando antes de introducir la siguiente. De esta forma logramos que, al aislar cada letra, resulte más fácil verlas individualmente, en lugar de reflejos de la misma.
Otra forma divertida es el uso de pistas visuales, es decir sacar las letras de la página para que así se vea en otro contexto. Una manera de hacer esto es usando sus manos. Pueden trazar las letras sobre papel de lija o escribirlas sobre arena, o con crema de afeitar.
También el uso de materiales multisensoriales, como la pintura, la arcilla o el pegamento con brillo son útiles para enseñar las formas de las letras. Es decir, pueden escribir la letra con sus dedos mojados con pintura, moldear su contorno con arcilla o decorarla. De este modo hacemos que el aprendizaje de las letras sea una tarea divertida.
Otra posibilidad es con la forma que recrea nuestra boca al decir la letra. Como, por ejemplo, cuando haces el sonido de la letra “b”, la boca se dobla en una línea, al igual que la columna vertebral de la letra. Cuando suena ‘d’, su lengua está curvada como la curva de la letra.
Es interesante la mezcla de estos ejercicios para acabar de consolidar la corrección. Por ejemplo, cuando el niño dibuje la letra, puede decir en voz alta su sonido. Así fijará en su memoria el contorno del carácter y su sonido.
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