En estos días de aislamiento, os dejo este artículo del gran psicólogo y educador Álvaro Bilbao. Os aconsejo su lectura porque nos puede venir muy bien a todos, así como entrar en su página web, porque dice y escribe cosas muy interesantes.
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Cualquiera que tenga niños pequeños sabe
que tenerlos encerrados en casa puede ser un auténtico desafío. Sin embargo, en
este caso el desafío va un poco más allá. Las experiencias de Wuhan y otras
regiones que ya han pasado las primeras semanas de cuarentena nos
dicen que esta situación puede llegar a tener un impacto psicológico en muchas
personas y también en los niños. Mañana publicaré un post centrado en los
adultos, pero hoy me centraré en los niños.
Aunque los niños son más resistentes que
los adultos a los efectos psicológicos de la cuarentena no son totalmente
inmunes. El aislamiento, la falta de juego libre y ejercicio físico puede
provocar más estrés, peleas entre hermanos y en el medio plazo incidir en el
estado de ánimo de los niños.
El cambio de rutinas, las noticias que
escuchan o las imágenes de los noticieros pueden tener un gran impacto
emocional en los niños más sensibles. En este artículo os explico algunas
medidas básicas pero importantes para ayudar a los niños durante este
proceso.
¿Qué síntomas podemos
notar en los niños?
Aunque en un primer momento pueda
parecer emocionante pasar unos días sin cole, los niños pueden
experimentar todo tipo de síntomas en relación a la cuarentena.
Salir de casa a diario, tener rutinas, aprender, jugar con compañeros, correr y
saltar son necesidades básicas de los niños y cuando no están cubiertas, el
niño puede experimentar todo tipo de síntomas.
Los niños que de por sí tienen mucho
carácter pueden experimentar más rebeldía, más dificultades para seguir las
instrucciones que les damos y una mayor tendencia a responder de malas formas.
La mayoría de niños demostrarán los síntomas de la falta de estructura como
aburrimiento, cambios de humor y más peleas entre hermanos.
Los niños más sensibles pueden
experimentar alteraciones del sueño tales como pesadillas y terrores
nocturnos. Pueden acudir a nuestra cama con más frecuencia de lo habitual
durante la noche o simplemente se pueden mostrar más llorosos. En algunos
casos, es posible que verbalicen preocupación y angustia acerca
del virus.
¿Cómo podemos actuar?
Establece una rutina
diaria
Los niños acusan la falta de
rutinas porque estas les permiten saber lo que va a ocurrir y les
ayuda a estar más tranquilos. Fija un horario en papel que pueda ayudarles a
saber lo que va a ocurrir. Les facilitará sentirse más tranquilos y pasar de
una tarea a otra sin tanto esfuerzo por tu parte.
Aquí os dejo un ejemplo sencillo de una
rutina que ayudará tanto a los padres como los niños a saber
cuando y qué toca hacer en cada momento. Aunque ni los padres ni los niños
somos robots, así que un cierto grado de flexibilidad es importante todo si hay
alguna actividad que merezca la pena y que nos ayude a mantener un buen estado
de ánimo.