Algunos serán así, otros no, pero seguro que en alguna cosa coincide con lo que dice el texto.
Un saludo.
2 años: la época de romper y desordenar
Tu hijo está en una etapa en la que
destruir y desordenar le llama más la atención que construir y ordenar. Aunque
te desespere, resulta estupendo para su desarrollo.
Esher García Schmah, pedagoga y psicóloga
El niño de 2 años está
en continua interacción con su entorno, explorando los límites, descubriendo lo
que es capaz de hacer. No es raro que en un descuido, y cuando parece que no da
guerra, tire el rollo de papel a la taza del váter, abra los cajones de la
cómoda para esparcir tu ropa por el suelo o rompa el libro que le has regalado
por el simple placer de rasgar el papel.
Es la época de ponerle límites, tienes
que explicarle que se pinta en el folio y no en el sofá, pero hazlo con
comprensión y paciencia. Lo que le guía no es el afán de romper, sino la
curiosidad.
Ármate de paciencia
Si tú también te preguntas por qué a tu
hijo, por ejemplo, le encanta quitarse los calcetines pero no ponérselos, o
prefiere desvestir a las muñecas en vez de vestirlas, o desordena todo su
cuarto en vez de guardar un juguete cuando va a jugar con otro, sé paciente,
ten en cuenta que es normal a su edad.
Por supuesto, tendrás que enseñarle a
ser más cuidadoso y ordenado, a no hacer trastadas, a jugar con sus juguetes de
un modo adecuado... Pero si tu hijo rompe la tecla de su piano para descubrir
qué hay debajo, piensa si, en vez de un “destrozón”, no será un investigador
nato.
Destruir, un paso previo a construir
Si te fijas, la forma de jugar con sus
bloques de construcción ilustra a la perfección el cambio que experimenta el
niño en esta etapa: al principio como más disfruta es desbaratando las filas o
las torres que tú haces, después empezará él a alinear o a apilar los bloques.
Y es que en su aprendizaje, destruir en un paso previo a construir.
Así puedes enseñarle
Afortunadamente esta etapa, necesaria
pero desesperante, no dura mucho. Todo ese aparente caos, unido a su desarrollo
evolutivo y a las directrices que le has ido dando, ha servido a tu hijo para
conocer mejor las propiedades de las cosas, entender su propio papel en las
acciones que realiza y mejorar sus habilidades motrices. Ahora es tiempo de
enseñarle actitudes más “constructivas”.
- Cómprale juguetes que favorezcan su habilidad
manual: de ensartar o encajar, libros de cartón duro con troquelados,
bloques de construcción, escenarios con figuras como un garaje o una
granja...
- Juega con él y enséñale la forma de utilizar sus
juguetes.
- Explícale las consecuencias de su acción si rompe
algo y dale argumentos que, aunque aún no entienda, irá asimilando, como
el dinero que te cuesta o el trabajo que te da arreglarlo o limpiarlo.
- Y no olvides felicitarle cuando use las cosas
bien, dile lo contenta que estás por lo mayor que es.
¿Y si es agresivo con otros niños?
A veces esta falta de habilidad para
interactuar se manifiesta con otros niños, a los que trata como objetos: los
golpea, empuja, muerde…
Por supuesto, aunque se trate de una
exploración, no lo consientas. Dile que no te gusta que haga daño, hazle pensar
en lo que siente el otro niño y mantenle apartado un par de minutos del juego.
Luego muéstrale con tu ejemplo cómo
actuar (compartiendo o, simplemente, jugando junto al otro pequeño).
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