¿Cómo castigar a los niños y a la vez educarles bien?
Si eres partidario de castigar a tu hijo para su educación, debes seguir
estos sabios y útiles consejos, ¡los papás os tenéis que poner de acuerdo!
Hay muchas
teorías sobre si el castigo es efectivo o no, y aunque el problema
científicamente está resuelto, ya que son muchas las universidades que han
hecho y hacen estudios sobre este dilema, los padres no conocen, ni tienen por
qué conocer todos estos estudios.
La educación de los hijos tiene dos partes
principales:
- La primera es conseguir que nuestros hijos se adapten a la sociedad y cultura en que les ha tocado vivir.
- La segunda es darles los medios para que puedan conseguir esto de la mejor manera posible, que puedan vivir en sociedad y que además puedan vivir bien, es decir, darles unos buenos estudios, para que puedan conseguir un buen trabajo, crear una empresa, etc. En resumen, que puedan tener una buena posición económica, que les ayude en el resto de las vicisitudes de la vida.
A los padres les corresponde
fundamentalmente la primera parte y cada vez más, ya que el Estado, por vía de
los centros educativos, actualmente se dedica casi exclusivamente a la
segunda parte, dar las enseñanzas académicas.
Cuando los hijos tienen comportamientos que se salen
de las normas establecidas, los padres suelen recurrir al castigo, ya
que es una solución socialmente aceptable y que se usa habitualmente en muchas
situaciones, ejemplo: multas de tráfico.
Si todos los padres fuesen expertos en psicología del aprendizaje,
sabrían que la mejor manera de conseguir modificar una conducta es una
combinación de refuerzos positivos y refuerzos asertivos (castigos), y que
si los primeros se hacen bien, los segundos no son necesarios. Pero cada uno
usa lo que sabe, que suele ser el modelo que emplearon sus padres con ellos y
algún libro que han leído sobre educación.
Para educar, lo ideal es el refuerzo positivo.
Con ellos, no deberíamos
necesitar los castigos
Pautas para los castigos
Hay que decir que de todas formas, sea cual sea el
método que utilicen, casi siempre tienen algún grado de efectividad y lo
fundamental es aplicarlos bien, ya que cuando fallan es siempre por culpa de
los padres, y para que no fallen las normas fundamentales son:
- Los dos padres deben estar de acuerdo en el premio o castigo que se aplique: si uno lo pone, el otro no debe quitarlo. A veces ocurre que un padre pone un castigo y en cuanto se va, el otro padre se lo quita rápidamente al hijo al que se le ha puesto. Ejemplo: ahora que se ha ido tu padre, ya puedes jugar con la Play Station. (Este primer punto implica que los padres deben estar de acuerdo en muchas más cosas).
- El
castigo debe ser proporcionado y que se pueda cumplir: no hay que dejarse llevar por el estado
de ánimo del padre en ese momento. Ejemplo de castigo no proporcionado
sería: nos has tenido muy preocupados al llegar tarde, ya no sales más en
todo el año. Está claro que en dos o tres días el hijo va a volver a
salir, en cuanto se les pase el disgusto a los padres.
- Los
hijos deberían conocer de
antemano el castigo que se les va a poner: esto casi nunca
ocurre. Si un chico sabe que por llegar tarde, se queda dos días sin
salir, lo acepta y no tiene que disgustarse nadie.
- Una vez puesto el castigo, no es negociable y no debe reducirse o cambiarse: esto debe hacerse en la fase anterior, cuando se explican los castigos que se pueden poner.
Considero que con estas cuatro normas
fundamentales la mayoría de los padres pueden salir adelante, y sobre todo
para casos complicados es mejor ponerse en las manos de un profesional.
Fuente: Por
D. Juan Aguirre Collado, miembro de Saluspot y
psicólogo en la Consulta de Psicología
Juan Aguirre.
No hay comentarios :
Publicar un comentario