sábado, 20 de octubre de 2018

Carta abierta a todos los padres que bajan al parque

((( para pensar y reflexionar ))


Esta es una carta para todos los padres y todas las madres que vais al parque con vuestros hijos:

Si ves a un niño que se comporta diferente al tuyo, calla, no preguntes, apoya, intenta ayudar y sobre todo, RESPETA.

Paciente de mi consulta. Madre de una niña con TEA:

·         ¡Qué difícil está siendo todo! Ir al parque, ver como grita a los niños y como estos acaban asustados mientras yo les explico a las madres que le cuesta un poco relacionarse con los demás. Ellas, como siempre, me preguntan: ¿No va a la guarde?
Sí va- contesto con un hilo de voz mientras intento contener a mi hija. Pues qué raro que se comporte así…- me contestan. Sonrisa amarga. Cojo a mi hija y vuelvo a casa.

Soy pediatra desde hace más de diez años. Son muchas familias las que han pasado por mis manos, por mis ojos y muchas de ellas por mi alma: Trastornos del espectro autista (TEA), síndromes, enfermedades raras, enfermedades crónicas, discapacidad, trastornos de comportamiento. Todos comparten un mismo sentir. Todos piden a gritos algo: RESPETO.

Esta madre no necesita consejos de parque. No necesita trucos, ni magia. No necesita miradas inquisidoras, juicios de valor, ni cuchicheos varios. Tampoco necesita palmaditas en la espalda. No necesita escuchar “ay pobre”, ni “qué pena”.

Esta madre lo que necesita es descanso, relevo, apoyo y escucha… Esta madre, como el padre, necesita que entre todos nosotros les hagamos la vida un poco más fácil. Nada más y nada menos. Es simple: la vida un poco más fácil. Esta madre necesita que, mirándole a los ojos, le repitamos : Lo estás haciendo bien, lo estás haciendo bien, lo estás haciendo bien. Esta madre necesita que nadie le haga sentirse culpable, que nadie vuelva a decir jamás que ha sobreprotegido a su hija, que lo que le faltan son límites, que si la hubiese educado de otra manera, no estaría así. Esta madre y este padre necesitan que entre todos les digamos que son los mejores padres que ha podido tener su hija.

Porque madres como ellas jamás te contestarán a pie de tobogán. No te contarán sus días, ni sus noches con una niña con TEA. No derramarán una sola lágrima frente a ti, ni te darán más explicaciones que las imprescindibles.

Déjalo, de verdad, déjalo. Calla. Acompáñales desde el amor y desde el respeto, nunca desde la pena. Y no olvides que nadie está libre de que mañana o pasado mañana o dentro de unos años seamos uno de nosotros o quizá uno de nuestros hijos, los que estemos a pie de tobogán tragando saliva… A todos vosotros, padres y madres  que bajáis al parque todas las tardes con el único deseo de ver disfrutar a vuestros hijos, os mando un abrazo inmenso.

martes, 16 de octubre de 2018

¿Como estimular el lenguaje?

El juego simbólico


El juego simbólico como expresión del mundo emocional infantil. 
Por qué tener tiempo para jugar es una prioridad

La mayor importancia del juego se halla en que el niño lo disfruta de modo inmediato, y ese disfrute se hace extensivo al de la vida. Pero el juego tiene otras caras, orientadas al pasado y al futuro, como el dios Jano. El juego permite a la niña o al niño resolver simbólicamente problemas que quedaron pendientes en el pasado, y afrontar directa o simbólicamentepreocupaciones presentes. 

Los psicoanalistas infantiles han ampliado las percepciones de Freud, que reconocían los múltiples problemas y emociones que los niños expresan por medio de sus juegos; otros han demostrado cómo los niños se valen de los juegos para resolver y dominar dificultades psicológicas muy complejas del pasado y del presente. Tan valioso es el juego en ese sentido que la “terapia por el juego” se ha convertido en el procedimiento principal para identificar problemas y ayudar a los niños pequeños a vencer sus dificultades emocionales. Freud dijo que el sueño es el “camino real” hacia el inconsciente, y, en efecto, lo es tanto para los adultos como para los niños.  Pero los juegos espontáneos son el “camino real” que lleva al mundo interno consciente e inconsciente del niño; si queremos entender su mundo interno y ayudar al niño en relación con él, debemos aprender a andar este camino.

Resultado de imagen de el juego simbólico

Basándonos en sus juegos, podemos comprender cómo un niño ve e interpreta el mundo; lo que se gustaría que fuese, cuáles son sus inquietudes, qué problemas le acosan. Por medio de sus juegos el niño expresa lo que le costaría mucho manifestar con palabras. Ningún niño juega espontáneamente solo para matar el rato, aunque así lo crean él mismo y los adultos que le observan. Incluso cuando juega en parte para llenar momentos vacíos, el juego se elige motivado por procesos internos, deseos, problemas, ansiedadesLo que está sucediendo en la mente de la niña o el niño determina sus actividades lúdicas; el juego es su lenguaje secreto, que debemos respetar aunque no lo entendamos

Hasta el más normal y competente de los niños tropieza con muchas dificultades que le plantean problemas aparentemente insuperables en la vida. Pero por medio de sus juegos, abordando de uno en uno los aspectos del problema, del modo que él o ella escoja, puede hacer frente a dificultades muy complejas en un proceso paulatino. El juego suele tener una clave simbólica y no racional, que ni siquiera él o ella pueden entender (¡(ni los adultos!), reaccionando ante procesos internos que desconocen , y cuyo origen puede estar enterrado profundamente en su inconsciente.

martes, 9 de octubre de 2018

Enseñar a los niños a coger bien el lápiz



Lo ideal es empezar a trabajar la motricidad fina a partir de los dos años, programando sesiones cortas con juegos simples para que el niño pueda ejercitar sus dedos. Para ello podemos usar diferentes tipos de masas o plastilinas para que pueda apretar, ya que de esa manera será más preciso con el movimiento de sus dedos. 

Después de conseguir este primer objetivo debemos realizar un acercamiento al lápiz. Cuánto más pequeña sea su mano más grande deberá ser el lápiz, por lo que es muy recomendable empezar con ceras ocrayons por su gran grosor.

El niño puede practicar en una hoja pequeña o bien en una hoja grande, aunque la última es más recomendable para el uso de ceras. Realizaremos 3 sesiones:
  1. ·         La primera semana realizará trazos rectos en una hoja.
  2. ·         La segunda semana deberá hacer trazos circulares.
  3. ·         La tercera semana hará trazos triangulares.

Lo importante es que el niño vaya acostumbrándose a algo parecido a un lápiz poco a poco, y no debemos olvidarnos de cerrar las sesiones con masa de modelar. Esta combinación será más que suficiente para que dentro de poco tiempo el niño pueda ya coger un lápiz.

Cuando veamos que su mano se ha acostumbrado bien podemos pasar a la siguiente etapa:

Primero debemos enseñar al niño en qué posición deben estar los dedos en el lápiz. Si al principio le resulta algo incómodo podemos utilizar varios trucos:
  • ·         Uso de lápices triangulares
  • ·         Adaptadores
  • ·         Bola de porexpan y una goma elástica: agarramos la bola de porexpan y la rodeamos junto con el lápiz con la goma elástica para facilitar el agarre
  • ·         Bola de porexpan atravesada con el propio lápiz
  • ·         Usando una pinza de la ropa
  • ·         Goma eva envolviendo el lápiz

Una vez que se hayan acomodado la mano y los dedos, el niño podrá utilizar un cuaderno más pequeño, y lo mismo que hizo en las hojas grandes con las ceras podrá hacerlo ahí para que se vaya adecuando a ese nuevo espacio. Lo ideal es usar un cuaderno de rayas en este proceso.

sábado, 6 de octubre de 2018

A qué tienen miedo los niños según su edad

Los miedos infantiles son diferentes según la edad del niños. Algunos se mantienen a lo largo de los años y otros, sin embargo, aparecen y desaparecen según avanza la maduración del niño. Por ejemplo, no es lo mismo el miedo que siente un bebé, más relacionado con los nuevos descubrimientos y lo que aún desconoce,  que el que puede sentir un niño de 12 años, que tienen mucho más que ver con su entorno social y la responsabilidad.
Descubre a qué tienen miedo los niños según su edad. Esta tabla gráfica te ayudará a seguir la evolución de los miedos de los niños por edades. 

Descubre a qué tienen miedo los niños según su edad 

Miedos de los niños según la edad


Los miedos cambian con nosotros a lo largo de nuestras diferentes etapas evolutivas. En los niños, están muy presentes desde que nacen, pero son diferentes según va creciendo. Te explicamos a qué tienen miedo los niños según su edad: 

- De 0 a 6 meses: Durante esta etapa de apego, los bebés sienten una unión muy fuerte con sus padres. Se sienten protegidos y todo lo que les rodea les resulta extraño y supone una amenaza para ellos. Por eso, en los primeros 6 meses, los miedos más comunes son los miedos a los desconocidos, pero también a sonidos fuertes que puedan sobresaltarles. También pueden tener miedo a caerse, ya que aún son frágiles y necesitan sentirse seguros tanto emocionalmente como a nivel físico.

- De 7 a 12 meses: Los bebés comienzan a gatear, a ponerse de pie, a investigar el mundo que les rodea. Es una etapa de descubrimientos apasionantes para ellos, y sin embargo, se generan nuevos miedos. Por ejemplo, siguen necesitando la protección de sus padres. Necesitan sentirse seguros a su lado, y empiezan a temer que desaparezcan. Es la etapa en la que más 'extrañan'. No entienden que sus padres desaparezcan y vuelvan a a parecer horas después. Piensan con horror que les abandonan. También siguen asustándoles los ruidos fuertes, y comienzan a sentir otros tipos de miedos a estímulos externos. Por ejemplo, al baño. En muchos niños de esta edad también comienzan a darse los primeros miedos a las alturas.

- De 1 a 4 años: El vínculo con los padres sigue siendo muy fuerte. Aún no han desarrollado del todo la autonomía necesaria, y por eso continúan sintiendo miedo al abandono. También se generan otros muchos miedos muy comunes en los niños, como el de la oscuridad, un miedo que puede acompañarles durante muchos años, e incluso perdurar hasta la adolescencia. 
Existen en esta etapa miedos muy diversos, que dependen de cada niño: a los ruidos fuertes, a los payasos, a personajes de la tele o de ficción con colores fuertes que les asusta... A los animales grandes y fuertes y a las tormentas, por el ruido que generan los truenos. Además, por primera vez los niños comienzan a sentir miedo a los cambios. 

- De 4 a 8 años: En esta etapa, el niño es más independiente y comienza a darle más importancia a sus relaciones sociales. De pronto escucha noticias y ve imágenes en la televisión que no entiende y le impactan y asustan. Se dan los primeros miedos a las guerras, los atentados, la muerte y el dolor. También tiene miedo a quedarse solo. Y sobre todo, el miedo más común en esta etapa es a los monstruos y a los seres sobrenaturales, como los zombis, los vampiros o los fantasmas.

- De 8 a 12 años: El niño por fin entiende que sus padres no van a abandonarle. Ese miedo desaparece. También abandona miedos anteriores como el miedo a los ruidos fuertes o a los monstruos, ya que al fin entiende que no existen. Sin embargo, comienzan a generarse otros miedos más profundos, relacionados con su entorno sociales y las responsabilidades que van asumiendo. De pronto sienten miedo a rechazados, a su apariencia física, al fracaso, a defraudar a sus padres, a suspender un examen... 
Como ves, los miedos evolucionan junto a los niños. Muchos de ellos, si no se localizan y tratan a tiempo, pueden perdurar en la etapa adulta.