martes, 23 de octubre de 2018
sábado, 20 de octubre de 2018
Carta abierta a todos los padres que bajan al parque
((( para pensar y reflexionar ))
Esta es una carta para todos los padres y todas las madres que vais al parque con vuestros hijos:
Esta es una carta para todos los padres y todas las madres que vais al parque con vuestros hijos:
Si
ves a un niño que se comporta diferente al tuyo, calla, no preguntes, apoya,
intenta ayudar y sobre todo, RESPETA.
Paciente
de mi consulta. Madre de una niña con TEA:
·
¡Qué difícil está siendo todo! Ir al
parque, ver como grita a los niños y como estos acaban asustados mientras yo
les explico a las madres que le cuesta un poco relacionarse con los demás.
Ellas, como siempre, me preguntan: ¿No va a la guarde?
Sí va- contesto con un hilo de voz
mientras intento contener a mi hija. Pues qué raro que se comporte así…- me
contestan. Sonrisa amarga. Cojo a mi hija y vuelvo a casa.
Soy
pediatra desde hace más de diez años. Son muchas familias las que han pasado
por mis manos, por mis ojos y muchas de ellas por mi alma: Trastornos del
espectro autista (TEA), síndromes, enfermedades raras, enfermedades crónicas,
discapacidad, trastornos de comportamiento. Todos comparten un mismo sentir.
Todos piden a gritos algo: RESPETO.
Esta
madre no necesita consejos de parque. No necesita trucos, ni magia. No necesita
miradas inquisidoras, juicios de valor, ni cuchicheos varios. Tampoco necesita
palmaditas en la espalda. No necesita escuchar “ay pobre”, ni “qué pena”.
Esta
madre lo que necesita es descanso, relevo, apoyo y escucha… Esta madre, como el padre, necesita que entre todos
nosotros les hagamos la vida un poco más fácil. Nada más y nada menos. Es
simple: la vida un poco más fácil. Esta madre necesita
que, mirándole a los ojos, le repitamos : Lo estás haciendo bien, lo
estás haciendo bien, lo estás haciendo bien. Esta madre necesita que nadie
le haga sentirse culpable, que nadie vuelva a decir jamás que ha sobreprotegido
a su hija, que lo que le faltan son límites, que si la hubiese educado de otra
manera, no estaría así. Esta madre y este padre necesitan que entre todos
les digamos que son los mejores padres que ha podido tener su
hija.
Porque
madres como ellas jamás te contestarán a pie de tobogán. No te contarán sus
días, ni sus noches con una niña con TEA. No derramarán una sola lágrima frente
a ti, ni te darán más explicaciones que las imprescindibles.
Déjalo,
de verdad, déjalo. Calla. Acompáñales desde el amor y desde el respeto, nunca
desde la pena. Y no olvides que nadie está libre de que mañana o pasado mañana
o dentro de unos años seamos uno de nosotros o quizá uno de nuestros hijos, los
que estemos a pie de tobogán tragando saliva… A todos vosotros, padres y
madres que bajáis al parque todas las tardes con el único deseo de ver
disfrutar a vuestros hijos, os mando un abrazo inmenso.
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martes, 16 de octubre de 2018
¿Como estimular el lenguaje?
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El juego simbólico
El juego simbólico como expresión del mundo emocional infantil.
Por qué
tener tiempo para jugar es una prioridad
La mayor
importancia del juego se halla en que el niño lo disfruta de modo inmediato, y
ese disfrute se hace extensivo al de la vida. Pero el juego tiene otras caras,
orientadas al pasado y al futuro, como el dios Jano. El
juego permite a la niña o al niño resolver simbólicamente problemas que
quedaron pendientes en el pasado, y afrontar directa o simbólicamentepreocupaciones
presentes.
Los
psicoanalistas infantiles han ampliado las percepciones de Freud, que
reconocían los múltiples problemas y emociones que los niños
expresan por medio de sus juegos; otros han demostrado cómo los niños se valen
de los juegos para resolver y dominar dificultades psicológicas muy complejas
del pasado y del presente. Tan valioso es el juego en ese sentido que la “terapia por el juego” se
ha convertido en el procedimiento principal para identificar problemas y
ayudar a los niños pequeños a vencer sus dificultades emocionales. Freud dijo
que el sueño es el “camino real” hacia el inconsciente, y, en efecto, lo es
tanto para los adultos como para los niños. Pero los juegos espontáneos
son el “camino real” que lleva al mundo interno consciente e inconsciente del
niño; si
queremos entender su mundo interno y ayudar al niño en relación con él, debemos
aprender a andar este camino.
Basándonos
en sus juegos, podemos comprender cómo un niño ve e interpreta el mundo; lo que
se gustaría que fuese, cuáles son sus inquietudes, qué
problemas le acosan. Por medio de sus juegos el niño expresa lo que le costaría
mucho manifestar con palabras. Ningún niño juega espontáneamente solo para
matar el rato, aunque así lo crean él mismo y los adultos que le observan.
Incluso cuando juega en parte para llenar momentos vacíos, el juego se
elige motivado por procesos internos, deseos, problemas, ansiedades. Lo que está
sucediendo en la mente de la niña o el niño determina sus actividades lúdicas;
el juego es su lenguaje secreto, que debemos respetar aunque no lo
entendamos.
Hasta el más
normal y competente de los niños tropieza con muchas dificultades que le
plantean problemas aparentemente insuperables en la vida. Pero por
medio de sus juegos, abordando de uno en uno los aspectos del problema, del
modo que él o ella escoja, puede hacer frente a dificultades muy complejas
en un proceso paulatino. El
juego suele tener una clave simbólica y no racional, que
ni siquiera él o ella pueden entender (¡(ni los adultos!), reaccionando
ante procesos internos que desconocen , y cuyo origen puede estar
enterrado profundamente en su inconsciente.
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martes, 9 de octubre de 2018
Enseñar a los niños a coger bien el lápiz
Lo ideal es empezar a trabajar la motricidad fina a partir de los
dos años, programando sesiones cortas con juegos simples para que el niño pueda
ejercitar sus dedos. Para ello podemos usar diferentes tipos de masas o
plastilinas para que pueda apretar, ya que de esa manera será más preciso con el
movimiento de sus dedos.
Después de conseguir este primer objetivo debemos realizar
un acercamiento al lápiz. Cuánto más pequeña sea su mano más grande deberá ser
el lápiz, por lo que es muy recomendable empezar con ceras ocrayons por su gran
grosor.
El niño puede practicar en una hoja
pequeña o bien en una hoja grande, aunque la última es más recomendable para el
uso de ceras. Realizaremos 3 sesiones:
- · La primera semana realizará trazos rectos en una hoja.
- · La segunda semana deberá hacer trazos circulares.
- · La tercera semana hará trazos triangulares.
Lo importante es que el niño vaya
acostumbrándose a algo parecido a un lápiz poco a poco, y no debemos olvidarnos
de cerrar las sesiones con masa de modelar. Esta combinación será más que suficiente
para que dentro de poco tiempo el niño pueda ya coger un lápiz.
Cuando veamos que su mano se ha
acostumbrado bien podemos pasar a la siguiente etapa:
Primero debemos enseñar al niño en qué
posición deben estar los dedos en el lápiz. Si al principio le resulta algo
incómodo podemos utilizar varios trucos:
- · Uso de lápices triangulares
- · Adaptadores
- · Bola de porexpan y una goma elástica: agarramos la bola de porexpan y la rodeamos junto con el lápiz con la goma elástica para facilitar el agarre
- · Bola de porexpan atravesada con el propio lápiz
- · Usando una pinza de la ropa
- · Goma eva envolviendo el lápiz
Una vez que se hayan acomodado la mano y los dedos, el niño podrá utilizar
un cuaderno más pequeño, y lo mismo que hizo en las hojas grandes con las
ceras podrá hacerlo ahí para que se vaya adecuando a ese nuevo espacio. Lo ideal es usar un
cuaderno de rayas en este proceso.
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sábado, 6 de octubre de 2018
A qué tienen miedo los niños según su edad
Los miedos infantiles son diferentes según la edad del niños.
Algunos se mantienen a lo largo de los años y otros, sin embargo, aparecen y
desaparecen según avanza la maduración del niño. Por ejemplo, no es lo mismo el
miedo que siente un bebé, más relacionado con los nuevos descubrimientos y lo
que aún desconoce, que el que puede sentir un niño de 12 años, que tienen
mucho más que ver con su entorno social y la responsabilidad.
Descubre a qué tienen miedo los niños según
su edad. Esta tabla gráfica te ayudará a seguir la evolución de los miedos de los
niños por edades.
Descubre a qué tienen
miedo los niños según su edad
Los miedos cambian con nosotros a lo largo
de nuestras diferentes etapas evolutivas. En los niños, están muy presentes
desde que nacen, pero son diferentes según va creciendo. Te explicamos a qué
tienen miedo los niños según su edad:
- De 0 a 6 meses: Durante
esta etapa de apego, los bebés
sienten una unión muy fuerte con sus padres. Se sienten protegidos y todo lo
que les rodea les resulta extraño y supone una amenaza para ellos. Por eso, en
los primeros 6 meses, los miedos más comunes son los miedos a los desconocidos,
pero también a sonidos fuertes que puedan sobresaltarles. También pueden tener
miedo a caerse, ya que aún son frágiles y necesitan sentirse seguros tanto
emocionalmente como a nivel físico.
- De 7 a 12 meses: Los bebés
comienzan a gatear, a ponerse de pie, a investigar el mundo que les rodea. Es
una etapa de descubrimientos apasionantes para ellos, y sin embargo, se generan nuevos miedos. Por
ejemplo, siguen necesitando la protección de sus padres. Necesitan sentirse
seguros a su lado, y empiezan a temer que desaparezcan. Es la etapa en la que
más 'extrañan'. No entienden que sus padres desaparezcan y vuelvan a a parecer
horas después. Piensan con horror que les abandonan. También siguen
asustándoles los ruidos fuertes, y comienzan a sentir otros tipos de miedos a
estímulos externos. Por ejemplo, al baño. En muchos niños de esta edad también
comienzan a darse los primeros miedos a las alturas.
- De 1 a 4 años: El vínculo con
los padres sigue siendo muy fuerte. Aún no han desarrollado del todo la
autonomía necesaria, y por eso continúan sintiendo miedo al abandono. También
se generan otros muchos miedos muy comunes en los niños, como el de la oscuridad, un miedo que puede
acompañarles durante muchos años, e incluso perdurar hasta la
adolescencia.
Existen en esta etapa miedos muy
diversos, que dependen de cada niño: a los ruidos fuertes, a los payasos, a
personajes de la tele o de ficción con colores fuertes que les asusta... A los
animales grandes y fuertes y a las tormentas, por el ruido que generan los
truenos. Además, por primera vez los niños comienzan a sentir miedo a los
cambios.
- De 4 a 8 años: En esta etapa,
el niño es más independiente y comienza a darle más importancia a sus
relaciones sociales. De pronto escucha noticias y ve imágenes en la televisión
que no entiende y le impactan y asustan. Se dan los primeros miedos a las
guerras, los atentados, la muerte y el dolor. También tiene miedo a quedarse
solo. Y sobre todo, el miedo más común en esta etapa es a los monstruos y
a los seres sobrenaturales, como los zombis, los vampiros o los fantasmas.
- De 8 a 12 años: El niño por fin
entiende que sus padres no van a abandonarle. Ese miedo desaparece. También
abandona miedos anteriores como el miedo a los ruidos fuertes o a los
monstruos, ya que al fin entiende que no existen. Sin embargo, comienzan a
generarse otros miedos más profundos, relacionados con su entorno sociales y
las responsabilidades que van asumiendo. De pronto sienten miedo a rechazados,
a su apariencia física, al fracaso, a defraudar a sus padres,
a suspender un examen...
Como ves, los miedos evolucionan junto a
los niños. Muchos de ellos, si no se localizan y tratan a tiempo, pueden
perdurar en la etapa adulta.
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miércoles, 3 de octubre de 2018
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